Saber
comunicar implicar un conocimiento exhaustivo de los medios de comunicación, de
su actividad diaria, de la profesión periodística, de las redacciones, de los
usos y costumbres del mundo del periodismo, y, lógicamente, de una buena
planificación.
El
profesional de la Comunicación, que conoce en profundidad a su vez a la ONG
–sus objetivos y finalidades-, será capaz de satisfacer con rigor al periodista
para fidelizarlo para sucesivas ocasiones. La relación entre ambos debe ser
fluida, ágil y continua. Es una prioridad absoluta mantener el contacto
permanente con los periodistas con independencia o no de la gestación de
noticias.
Él es el vigía de la marca de la
entidad. Es el responsable del buen uso de la misma. Es el community manager y,
en época de austeridad como la actual, también velará porque los directivos de
la entidad cumplan esta normativa de la marca de la casa. En este aspecto, es
imprescindible que todos caminen en la misma dirección. Es la clave del éxito y
de la unidad. No es lógico y da una imagen lamentable que los diferentes
miembros de una misma Junta directiva utilicen diferentes formas de comunicar,
y, lo más grave, se da una imagen exterior de desorden, caos, confusión, y
descrédito absolutos que sólo originan confusión y desprestigio de la marca.
Algo que el profesional de la Comunicación no puede tolerar. Por desgracia,
muchas entidades sin ánimo de lucro se encuentran en esta situación debido a
actuaciones improcedentes.
El
profesional de la Comunicación debe estar información de primera mano de
cualquier noticia que se geste en el seno de la ONG o que se pueda generar. Él,
y sólo él, es el responsable de marcar los tiempos oportunos para dar a conocer
esa noticia a la opinión pública. De igual manera, que sólo él también es el
responsable de comunicación. Ningún directivo puede comunicar nada a la
redacción de ningún medio de comunicación. Ello es responsabilidad exclusiva
del profesional de la Comunicación.
Si
la entidad dispone de una publicación periódica, él será también el encargado
de su coordinación y de sus contenidos. Bajo su estricta supervisión, se
llevará a cabo la publicación de la misma así como la gestión de sus contenidos.
Carece de sentido, como he visto frecuentemente, el hecho de que el profesional
de la Comunicación no esté informado del contenido una publicación de la ONG en
la que él ejerce las funciones de dircom. Esa situación produce un descrédito
de la marca y de la propia junta directiva absolutos. En una junta directiva,
como en cualquier empresa, cada persona tiene su función, sus competencias.
Nadie debe inmiscuirse en el terreno de nadie. Se debe colaborar conjuntamente
pero no se puede invadir terrenos ajenos, aunque esta práctica sea muy
extendida dentro del tejido asociativo.
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