martes, 7 de enero de 2014

Comunicar bien




Saber comunicar implicar un conocimiento exhaustivo de los medios de comunicación, de su actividad diaria, de la profesión periodística, de las redacciones, de los usos y costumbres del mundo del periodismo, y, lógicamente, de una buena planificación. 

El profesional de la Comunicación, que conoce en profundidad a su vez a la ONG –sus objetivos y finalidades-, será capaz de satisfacer con rigor al periodista para fidelizarlo para sucesivas ocasiones. La relación entre ambos debe ser fluida, ágil y continua. Es una prioridad absoluta mantener el contacto permanente con los periodistas con independencia o no de la gestación de noticias. 




Él es el vigía de la marca de la entidad. Es el responsable del buen uso de la misma. Es el community manager y, en época de austeridad como la actual, también velará porque los directivos de la entidad cumplan esta normativa de la marca de la casa. En este aspecto, es imprescindible que todos caminen en la misma dirección. Es la clave del éxito y de la unidad. No es lógico y da una imagen lamentable que los diferentes miembros de una misma Junta directiva utilicen diferentes formas de comunicar, y, lo más grave, se da una imagen exterior de desorden, caos, confusión, y descrédito absolutos que sólo originan confusión y desprestigio de la marca. Algo que el profesional de la Comunicación no puede tolerar. Por desgracia, muchas entidades sin ánimo de lucro se encuentran en esta situación debido a actuaciones improcedentes. 

El profesional de la Comunicación debe estar información de primera mano de cualquier noticia que se geste en el seno de la ONG o que se pueda generar. Él, y sólo él, es el responsable de marcar los tiempos oportunos para dar a conocer esa noticia a la opinión pública. De igual manera, que sólo él también es el responsable de comunicación. Ningún directivo puede comunicar nada a la redacción de ningún medio de comunicación. Ello es responsabilidad exclusiva del profesional de la Comunicación. 

Si la entidad dispone de una publicación periódica, él será también el encargado de su coordinación y de sus contenidos. Bajo su estricta supervisión, se llevará a cabo la publicación de la misma así como la gestión de sus contenidos. Carece de sentido, como he visto frecuentemente, el hecho de que el profesional de la Comunicación no esté informado del contenido una publicación de la ONG en la que él ejerce las funciones de dircom. Esa situación produce un descrédito de la marca y de la propia junta directiva absolutos. En una junta directiva, como en cualquier empresa, cada persona tiene su función, sus competencias. Nadie debe inmiscuirse en el terreno de nadie. Se debe colaborar conjuntamente pero no se puede invadir terrenos ajenos, aunque esta práctica sea muy extendida dentro del tejido asociativo.

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